Es probable que durante mucho tiempo hayas comido cualquier tipo de alimento que te apetecía. Ya fuera en casa, en un bar o un restaurante, no eras consciente del tipo de comida que estabas ingiriendo. Ahora que te has propuesto concienciarte y aprender todo lo necesario para comer bien, verás que saber diferenciar comida saludable de la que no lo es es más sencillo de lo que parece. Te ayudamos con dietas para adelgazar de la mejor manera.
Para empezar, nos gustaría que te preguntaras:
- ¿Una galleta “integral” es comida saludable?
- ¿Una pizza margarita industrial es comida saludable?
- ¿La mermelada es comida sana?
Si tu respuesta es sí, este artículo te ayudará a descubrir qué problemas tienen este tipo de productos. Si no, también te ayudaremos a mejorar tus conocimientos para que puedas seguir una alimentación saludable.
¿Qué es la comida saludable?
Para explicarte qué es comida saludable y qué no lo es, utilizaremos los 3 ejemplos anteriores.
Galletas
¿Cuál es el problema de las galletas integrales? El problema es que las que se comercializan no son nada saludables. El por qué está en sus ingredientes. ¿Has leído alguna vez su etiqueta nutricional? Para empezar te diremos que llevan azúcar, mucho azúcar (que, por cierto, puede llamarse azúcar, pero también jarabe de glucosa, fructosa…). Así que si te las compras pensando en que te ayudarán a adelgazar, o que al menos no te harán engordar, estás cometiendo un gran error. Del mismo modo, presta atención a las grasas que utiliza cada fabricante. Muy probablemente serán grasas de baja calidad como la grasa de palma.
Por otro lado, ¿quién no se ha sentido atraído por un envase de galletas con eslogans tipo “alto contenido en fibra” y le han entrado ganas de comprarlo porque le ha dado sensación de que eran saludables? Si es tu caso, te confirmamos que es algo completamente normal, las marcas saben qué frases utilizar para atraer nuestra atención. Lo que queremos enseñarte con esto, es que no debes dejarte llevar por el marketing de las que utilizan los fabricantes. Evidentemente, las galletas “digestive” o integrales, aportan fibra a nuestra dieta personalizada, más que las galletas normales, porque utilizan harina integral y no refinada. Pero ojo, eso no significa que vayan a ser sanas. Lee siempre la etiqueta nutricional y fíjate en todos los ingredientes que lleva y si son realmente saludables.
Lo que queremos que entiendas es que no es oro todo lo que reluce. Hay que ser más listo que el vendedor e informarse bien siempre y leer ingredientes y etiqueta nutricional. Como alternativa a las galletas industriales, sean integrales/digestive o no, te dejamos una receta de galletas caseras que podemos clasificar como comida sana.
Pizzas industriales
Nos referimos a las pizzas que puedes encontrar en el supermercado, tanto las congeladas como las refrigeradas. Te entendemos, llega el fin de semana y te apetece descansar y cocinar lo mínimo posible. Ves una pizza en el supermercado y no puedes resistirte a comprarla. Pero sentimos decirte que eso ni es comida sana ni es una opción saludable. Esas pizzas son productos ultraprocesados, lo que significa que los alimentos naturales brillan prácticamente por su ausencia.
En su lugar, encontramos, grasas trans, un exceso de azúcar, de sal, etc. Además, también tendrán saborizantes, aditivos, colorantes… Vamos, todo aquello que no encontramos en aquello que consideraríamos comida sana.
¿Cuál es la alternativa más recomendable? Muy sencillo, prepara tu propia pizza en casa con productos naturales, sólo te llevará unos minutos. Además, puedes personalizarla a tu antojo con los ingredientes saludables que más te apetezcan o que tengas por casa. Si quieres ahorrar tiempo, cuando hagas la masa, prepara para varias veces y congélala por separado. Te aseguramos que cuando le cojas el truco, te gustarán igual o más que las industriales.
Mermeladas
El último de los ejemplos que vamos a utilizar, es la mermelada. Este producto forma parte de los desayunos de muchos españoles que se piensan que no tiene nada de perjudicial, pero como en los ejemplos anteriores, no es así. El principal problema de las mermeladas es que contienen mucho azúcar, aunque muchas personas no son conscientes. Si tenemos en cuenta que es un producto que se suele consumir con frecuencia, eso significa que las cantidades de azúcar que ingiere el consumidor son elevadas y perjudiciales.
Aunque en el mercado existen versiones light, de dieta, ligeras, etc., lo cierto es que siguen conteniendo grandes cantidades de azúcar (u otros sinónimos del azúcar, como la fructosa), por lo que no podemos considerarlas como opciones saludables.
Si encuentras versiones “sin azúcares añadidos”, tampoco podemos aconsejarte que las consumas habitualmente, ya que hay estudios que apuntan a que un consumo elevado de edulcorantes, como los que se usan para sustituir el azúcar, puede alterar nuestra microbiota intestinal y en consecuencia aumentar la probabilidad de desarrollar alteraciones metabólicas. En este caso, una clásica mermelada casera tampoco es una buena opción si utilizas una receta que contenga azúcar entre sus ingredientes.
Para evitar estos azúcares y seguir disfrutando de vuestros desayunos saludables sin variar demasiado, podéis probar a hacer vuestra propia mermelada casera y sin azúcar o a utilizar compota de frutas también sin azúcar. Pero como siempre, la fruta es la mejor opción, así que ¿por qué no cortarla a trocitos muy pequeños y ponerla sobre la tostada? Comida sana asegurada.
Acostumbrarse a la comida sana es sencillo
Esperamos que con estos ejemplos os haya quedado más claro a qué nos referimos cuando hablamos de comida sana. Ya has visto que incluso los productos que pensamos que son sanos, pueden ser todo lo contrario. Comer sano significa comer alimentos naturales y evitar aquellos procesados que incluyen ingredientes perjudiciales para nuestra salud. En cada caso os hemos mostrado que existen alternativas saludables, así que el cambio es posible, lo importante es empezar y mejorar tu alimentación poco a poco. Tan solo tienes que mentalizarte y ser consciente de aquello que te beneficia y aquello que no. Y por supuesto, ponerle remedio, es mucho más fácil de lo que crees 😉