En el apartado de salud y enfermedad hablamos de todo tipo de patologías, empezando desde las más comunes como diabetes mellitus, hipertensión arterial, hipercolesterolemia o niveles altos de colesterol en sangre y osteoporosis. Ya que la alimentación tiene una vital importancia en estas enfermedades puesto que son del tipo de enfermedades no transmisibles. Esto significa que son enfermedades que no se transmiten a través de una infección ni a través de otras personas, pero que mayormente son causadas por comportamientos poco saludables.

Muchas de estas patologías son asintomáticas, por lo tanto la persona que la padece no tiene síntomas que le afecte en el día a día, al menos en el inicio de la enfermedad, lo cual lo hace peligroso ya que si no realizamos revisiones médicas no somos conscientes de que estamos entrando en contacto con ellas y es cuando la salud empeora cuando nos damos cuenta de que tenemos una enfermedad crónica. De aquí la importancia de dos puntos: uno, mantener un estilo de vida saludable combinando alimentación, deporte y descanso, y dos, debemos realizar una revisión médica una vez al año o cada dos años como máximo. 

Entre los riesgos de mantener un mal estado de salud por enfermedades crónicas no transmisibles es que podemos desarrollar enfermedades cardíacas o derrames cerebrales que están entre las principales causas de muerte en todo el mundo.

Existen otro tipo de enfermedades crónicas no transmisibles como las respiratorias o cáncer, pero nosotras hablamos de las que podemos mejorar con nuestro estilo de vida. Aunque cambiando los hábitos de la rutina y la alimentación diaria también se previenen estas enfermedades.

La relación de la aparición de estas enfermedades son con la genética, la edad, el entorno social y con el comportamiento, donde se incluye dietas poco saludables, actividad física inadecuada, consumo de tabaco y alcohol y el mal descanso. Así que podemos clasificar los factores de riesgo de las enfermedades crónicas en dos factores: las metabólicas o fisiológicas y las de comportamiento modificables. Son las que pertenecen a este segundo factor las que podemos trabajar para mejorarlas y conseguir tener una buena salud el mayor tiempo posible.

Nutricionalmente hablando, lo ideal es aprender a llevar una alimentación acorde a nuestras necesidades, donde tendremos que ir adaptando según avanzamos en edad y cambian nuestras rutinas de horarios, deporte, trabajo y demás hábitos rutinarios.

Aunque de modo general, la OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda:

– Lograr mantener un peso saludable.

– Reducir el consumo de grasas saturadas para aumentar las grasas insaturadas.

– Reducir la ingesta de azúcar libre.

– Reducir el consumo de sal.

Para lograr una mejor alimentación y una buena salud, recuerda aumentar el consumo de frutas, verduras, hortalizas, legumbres y frutos secos. Es decir, que la mayor parte de tu alimentación sean alimentos de origen vegetal, junto con una correcta hidratación a base de agua y un descanso reparador de unas 7 horas al día.

Si consigues hacer pequeños cambios progresivos en tu día a día, en poco tiempo notarás una recompensa gratificante en tu bienestar general.