Las enfermedades crónicas son aquellas que duran más de 3 a 6 meses, y generalmente, la progresión es lenta. Según la OMS el 74% de las muertes actuales se producen por enfermedades no contagiosas como los cánceres, diabetes, hipertensión, enfermedades cardio respiratorias entre otras. Por eso la alimentación y enfermedades crónicas son un tema importante.
Aunque existen muchas enfermedades crónicas, concretamente, las más habituales son: Colesterol alto, hipertensión, artritis, cardiopatía isquémica, diabetes mellitus, insuficiencia cardiaca, enfermedad renal crónica, depresión, enfermedad pulmonar obstructiva crónica y enfermedad de alzheimer y otras formas de demencia.
Lo que tienen en común todas estas enfermedades es que no son contagiosas y que se pueden prevenir y mejorar realizando cambios en tu estilo de vida. Por eso te recomiendo que mejores la alimentación, puesto que es mi sector y es en lo que te puedo ayudar, nosotras realizamos dietas para adelgazar y personalizadas online, de este modo es accesible nuestro contacto desde donde estés y cuando quieras.
La relación de la alimentación con las distintas enfermedades se conoce desde hace muchísimos años. Hubo un tiempo en que las enfermedades que se producían eran por deficiencias nutricionales como por ejemplo el beriberi o el escorbuto.
Pero actualmente son enfermedades no transmisibles como las comentadas anteriormente las que se producen por el mal hábito de comer cada vez más alimentos que son altos en contenidos de grasas, azúcares y energías, y menos alimentos naturales como las frutas, las verduras, las hortalizas y las legumbres.
En la sociedad actual se dedica cada vez menos tiempo a cocinar, a comprar e, incluso, se le dedica menos tiempo al acto de comer. La falta de tiempo y el estrés están al orden del día, lo que también afecta al peso y a aumentar la probabilidad de desarrollar enfermedades metabólicas.
Por otro lado, cada vez hay una mayor proporción de personas con edad superior a los 60 años, esto también hace aumentar la prevalencia de enfermedades crónicas no transmisibles. Por eso es importante trabajar sobre el estilo de vida y la alimentación ya que son determinantes en el desarrollo y evolución del envejecimiento y patologías asociadas.
4 Consejos a tener en cuenta para prevenir y mejorar el control de la alimentación y enfermedades crónicas:
1. Control de peso para evitar el sobrepeso y la obesidad.
La obesidad es la enfermedad metabólica más prevalente en los países industrializados. Su tratamiento es difícil con una tasa de recaídas alrededor del 90%. La principal preocupación de no controlar el peso es que si se llega a la obesidad mórbida se tiene una peor calidad de vida debido a que se suele acompañar de enfermedades graves.
La intervención dietética debe ser personalizada, ya que se debe de realizar una modificación cualitativa y cuantitativa de los nutrientes, donde los hidratos de carbono deben de cubrir el 40-55% de la energía diaria, siendo principalmente hidratos de carbono complejos, con poca presencia en azúcares simples y con un aumento del consumo en fibra.
La base de la alimentación deben ser los vegetales, ya que contienen sustancias químicas que tienen acciones antioxidantes, hipolipemiantes, antineoplásicas, antiinflamatorias, antitrombóticas y hormonales.
Según los estudios, esto contribuye a tener 10 años más de vida en comparación con aquellas personas que no mantienen una alimentación y un peso controlados.
2. Incluye grasas en tu alimentación, pero que sean saludables.
Muchas veces cuando queremos bajar peso o cuidar nuestra alimentación, lo primero que hacemos es eliminar las grasas de nuestra dieta. Pero resulta que es muy necesaria para el correcto funcionamiento de nuestro organismo ya que tiene funciones estructurales como formar parte del colesterol, de hormonas, de los ácidos biliares y de la vitamina D. También actúan como transportadoras de las vitaminas liposolubles (A, K, D y E), y aportan ácidos grasos esenciales que nuestro propio cuerpo no puede sintetizar.
Dependiendo de su estructura química se clasifican en saturadas, monoinsaturadas y poliinsaturadas, que este último grupo se clasifican en omega-6, omega-3 y ácidos grasos TRANS.
Los ácidos grasos TRANS son los que menos debemos de consumir puesto que los estudios han demostrado que son los que elevan el colesterol. Estas grasas se encuentran de manera natural en la leche y en la carne de rumiante, pero las más consumidas son las que se han transformado a TRANS durante la elaboración del producto debido a los procesos tecnológicos utilizados como la hidrogenación, que se utiliza para elaborar alimentos como la bollería industrial.
Sin embargo, sí que se tiene que aumentar el consumo de los ácidos grasos poliinsaturados omega-3, que se encuentran en semillas, frutos secos, pescados grasos y mariscos. Estas grasas tienen acción anti afrefante y vasodilatadora, por lo que favorecen a la disminución de la presión arterial y la trombosis.
3. Organízate.
Este consejo parece el más sencillo, pero ya te digo que es el más importante, ya que la base está en conseguir mantener una buena organización, de tal forma que con antelación pienses el menú semanal, realices la compra para tener en casa todos los alimentos necesarios y puedas cocinar con tiempo.
De este modo evitarás las improvisaciones de última hora, que son las que decidimos con hambre y con prisas, las cuales nos lleva a caer en la comida rápida, comida precocinada o recetas rápidas con mala calidad nutricional.
También puedes probar a realizar el batch cooking, que es una técnica de cocina en el que con un par de horas puedes dejar cocinado prácticamente todas las comidas de la semana, o a falta de un último paso que puedes realizar en el momento que te lo vayas a comer.
Aquí debes de informarte bien de como conservar los alimentos, sobre todo en la temporada de verano que las temperaturas son más altas y los alimentos duran menos tiempo en buen estado.
4. Haz ejercicio.
Ya lo hemos dicho en muchas ocasiones, pero es que la práctica de ejercicio aporta muchos beneficios para nuestra salud. En este caso lo recomiendo para prevenir y mejorar las enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes, hipercolesterolemia, enfermedad de la gota, osteoporosis entre otras muchas. Pero es que también aporta beneficios para la salud mental y el descanso.
Pero no solo consiste en hacer una hora de deporte al día, debes llevar un estilo de vida activo para evitar el sedentarismo, donde usemos cada vez menos el coche y el ascensor, y de este modo conseguir andar y movernos más en nuestro día a día.
Ahora ya sabes que en tu día a día tiene que haber más hidratos de carbono complejos ricos en fibra y pobres en azúcares, que no debes de tenerle miedo al consumo de las grasas porque engordan, sino que simplemente tienes que saber elegir cuales son las adecuadas, que la organización es el primer paso que debes de dar para mejorar en tu alimentación, y como no, que el deporte tiene que formar parte de tu rutina y estilo de vida.
Estos 4 cambios te ayudarán a controlar el sobrepeso y a mejorar tu salud evitando el desarrollo de enfermedades crónicas así como mejorar el pronóstico de las mismas. Finalmente, este es nuestro objetivo, llegar con buena salud y calidad de vida conforme vamos cumpliendo años.
El peligro de la mayoría de estas enfermedades es que no producen síntomas, pero conllevan a riesgos donde las secuelas pueden llegar a ser irreversibles.