Alimentación consciente

¿Sabes qué es una alimentación consciente? Para la mayoría de nosotros, nuestras ocupaciones han hecho que comer se haya convertido en una tarea automática, sin sentido y poco saludable, es decir, nos hemos sometido a una alimentación inconsciente. Comemos sin pensar y a menudo para aliviar el estrés, satisfacer necesidades emocionales, saciar una ansiedad, etc. Una alimentación consciente es todo lo contrario a esto, pretende promover en los individuos un enfoque sensorial sobre los alimentos vinculado con la experiencia que se vive en el momento de la comida y bebida que ponemos en nuestro cuerpo. Comer conscientemente es, en lugar de juzgar, observar, las señales que el cuerpo envía sobre el sabor, la satisfacción y la plenitud que genera la comida cuando se come. La alimentación consciente requiere que simplemente reconozcamos y aceptemos los sentimientos, pensamientos y sensaciones corporales que se experimentan, incluso, desde el proceso de comprar, preparar y servir la comida, así como en el momento de consumirla. Esta práctica nos permite relacionarnos con los alimentos y, aunque no se trata de una dieta, es muy útil para bajar 5 kilos, adelgazar 10 kilos o más. Además, una alimentación consciente nos lleva a cambiar hábitos alimentarios y a mejorar nuestra salud y calidad de vida.

En esencia, la alimentación consciente busca construir hábitos alimenticios cada vez más saludables, haciendo énfasis en las cantidades de los diferentes tipos de alimentos para el logro de una dieta sana y equilibrada.

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En este post queremos hablarte sobre lo qué significa una alimentación consciente, sus beneficios y cómo hacer para seguir una alimentación consciente.

¿Qué es la alimentación consciente?

Mucho se habla de dietas para adelgazar y alimentación saludable, ahora debemos sumar el término alimentación consciente, también conocido como Mindful Eating o Mindfoodness, este último deriva del mindfulness y se refiere a la capacidad de prestar atención plena al presente. Si aplicamos esta denominación, diríamos que una alimentación consciente sería el mindfulness aplicado a la alimentación para prestar atención a todo lo que implica la acción de comer.

Así pues, la alimentación consciente tiene que ver con prestar atención plena o Mindfulness al comer, haciendo énfasis en las emociones, sensaciones, pensamientos y conductas que tienen lugar antes, durante y después de la acción de comer.

La alimentación consciente pretende que tengamos una relación con los alimentos a través de una conciencia plena. La consciencia plena se basa en prestar una atención especial al momento presente. Es decir, lo que se quiere conseguir es alcanzar un estado de concentración que te permita ser consciente de lo que estás haciendo, atendiendo a todos los detalles que estén sucediendo en ese momento. En nuestro caso concreto, se trata de aplicarlo al momento de la comida, ya sea desayuno, comida o cena.

Y es que, ¿cuánto tiempo hace que no disfrutas realmente de los pequeños placeres de la vida? El ritmo frenético de nuestro día a día nos tiene la cabeza siempre ocupada, distraída con acontecimientos pasados o futuros. Dichos acontecimientos no tienen nada que ver con lo que estamos haciendo en ese momento, y eso hace que no prestemos la atención que cada momento merece.

En el caso de la comida, nos solemos distraer con la televisión o con el móvil. ¿Realmente disfrutas esos momentos? Al final parece que vivimos como con una especie de piloto automático puesto. Además, como os decíamos, parece que cuando nos ponemos a comer empezamos a darle vueltas a la cabeza sobre cosas que nos han pasado o que tenemos que hacer.

Si pones en práctica la alimentación consciente, pondrás tus cinco sentidos en comer. Eso significa que aprenderás a disfrutar de todo lo que ese momento puede aportar a tu vida y a tu salud. Y lo que es mejor, podrás extrapolarlo a otras actividades diarias que te llevarán a mejorar tu día a día.

La alimentación consciente y los estilos de ingesta de alimentos

Si hacemos un examen de conciencia en relación con el valor y significado que hemos otorgado al acto de comer, podremos identificar experiencias en las que hayamos comido por soledad, por tristeza, por ansiedad o, porque simplemente, había llegado la hora de comer la comida que estaba en el plato.

Los diferentes estilos o formas de ingesta (disparadores de la conducta de comer) que no están relacionados con las señales interoceptivas de saciedad o hambre, son responsables de muchos de los comportamientos vinculados con el propio acto de comer. Por ejemplo, hay tres estilos de ingesta: el restrictivo, el emocional y el externo. El primero se asocia con la mentalidad de dieta, que pone límites, es insostenible a medio y largo plazo y genera que se termine consumiendo lo que se considera prohibido; el segundo, hace que se gestionen las emociones a través de la ingesta descontrolada de alimentos y, el tercer estilo, el de comer externo, ocurre cuando el deseo de comer responde a estímulos que se encuentran fuera de nosotros mismos, como olores, colores, etc.

Quizás el problema no radica en los estilos de ingesta en sí mismos, sino en la enorme desatención y desconexión con las señales que provienen de nuestro cuerpo, de nuestro interior.

La alimentación consciente nos lleva a concebir un modelo de atención plena en donde el énfasis debe estar en la relación con la comida, considerando una mayor atención a las señales internas y equilibrando tres fuerzas elementales: la satisfacción, asociada con el placer y bienestar de comer; el cuidado, entendido como la atención que se presta a las necesidades corporales, psicológicas, sociales y emocionales y, la salud, porque necesariamente, una alimentación consciente nos debe llevar a valorar una alimentación para estar sano.

¿Qué beneficios aporta?

Actualmente, el ritmo de vida que seguimos nos lleva a comer con apuros, sin hacer conciencia de lo que comemos, e incluso, sin estar al tanto si realmente comemos por hambre real o, simplemente, por deseos de comer o antojos.

Ahora bien, una alimentación consciente persigue mejorar la manera en cómo nos relacionamos con la comida, sobre todo desde la esfera emocional. No se trata de una dieta, sino más bien de un estilo de alimentarnos sanamente, cuya meta no es más que, mejorar la forma en que comemos. Algunos de los beneficios de la alimentación consciente son: tenemos:

  • Se puede desarrollar un comportamiento diferente en donde se promueva el autoconocimiento y autocontrol basado en el rescate de las señales interiores y haciendo menos automático y más racional el acto de comer. 
  • Podemos prevenir el sobrepeso y la obesidad, ya que se ayuda a tener un mayor control de la ingesta de alimentos por factores externos o emocionales, y se favorece comer por necesidad. 
  • Cuando se mejora la relación con los alimentos se contribuye en la prevención de diferentes trastornos alimenticios.
  • Se suman muchos otros beneficios a nuestra dieta y, en consecuencia, a la salud del organismo. Por ejemplo, se reducen las tentaciones o antojos que hacen que se pierda el control cuando llevamos una dieta saludable. 
  • Se optimiza el tamaño de las porciones de alimentos ingeridas.
  • Se reduce la cantidad de calorías ingeridas y como resultado, se favorece la pérdida de peso. 
  • Se puede desarrollar en nosotros la capacidad para realizar los ajustes pertinentes en atención a las necesidades corporales, sin que ello signifique no tener momentos placenteros asociados con la alimentación. 
  • Se pueden evitar conductas nocivas relacionadas con el momento de comer, las que, con el tiempo, resultan perjudiciales para la salud. 

En general, si conseguimos aplicarnos y llegar a este estado de conciencia, llegaremos a mejorar el conocimiento que tenemos de nosotros mismos en relación con la alimentación, cuidaremos nuestro cuerpo porque tendremos un mayor control de lo que estamos comiendo y disfrutaremos más de las comidas ya que aprenderemos a poner los cinco sentidos en ello.

No se trata de una dieta, pero es posible que practicando la alimentación consciente pierdas peso. Eso es debido a, por ejemplo, el hecho de aprender a reconocer cuándo tienes hambre realmente. Dejarás de comer obedeciendo a tu estado de ánimo, así que te ahorrarás comer cuando tu cuerpo no lo necesita. Y es que por desgracia tendemos a recurrir a la comida cuando estamos enfadados, aburridos… Así que controlando esto, reducirás antojos y tentaciones, también comerás más despacio y te saciarás antes. Estos pequeños gestos te reportarán beneficios a largo plazo, algo que no conseguirías con una dieta.

En definitiva, introducir cambios en tu forma de alimentación te llevará a evitar conductas perjudiciales a la hora de comer que con el tiempo podrían perjudicar tu salud. Además, esos momentos de comida tranquila y consciente te harán desconectar de tus «problemas» del día a día, permitiéndote aprender a disfrutar de las cosas buenas. Aunque no lo creas, tu bienestar mental es clave para que tu vida sea satisfactoria.

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¿Cómo seguir una alimentación consciente?

Durante mucho tiempo la cultura de hacer dieta ha estado basada en promover la pérdida de peso corporal considerando la ingesta de alimentos de baja densidad energética, el conteo de calorías y algunas restricciones alimentarias. No obstante, esta práctica no es sostenible en el tiempo, y además, representa un riesgo metabólico que pone en peligro la salud de las personas. Actualmente la tendencia se ha inclinado hacia el seguimiento de un estilo de vida saludable, aunado a una alimentación consciente. Pero existen algunos aspectos clave para seguir una alimentación saludable:

  • Si no tienes hambre, no comas. Comer no debe de ser la forma de resolver problemas. La ansiedad, el aburrimiento, el enfado o el estrés no se solucionan comiendo. Cuando estas situaciones te hagan pensar en abrir la nevera y ponerte a comer, intenta buscar otras opciones como caminar, leer o llamar a una amiga.
  • Evita las distracciones. La típica costumbre de comer con la tele puesta o mirando el móvil debería desaparecer. Eso te distrae y te hace perder la conciencia de lo que realmente estás haciendo.
  • No tengas prisa en comer. No debemos comer estresados. Presta atención a tu comida y concéntrate en comer lentamente ya sea en casa o cuando sales con amigos.
  • Aprecia los sabores. Se trata de ser consciente de lo que estamos comiendo, cómo nos lo estamos comiendo y disfrutarlo.

Puede parecer complicado, pero te aseguramos que realmente es muy sencillo. Sólo tienes que encontrar tu motivación. Una motivación que te lleve a adoptar una posición sana y positiva hacia la alimentación. Cada persona la puede encontrar de diferente forma. Algunos querrán aplicarlo para cuidar más de su cuerpo y su mente, otros querrán una ayuda para bajar de peso, quizás otros quieran apreciar más el sabor de los alimentos, etc.

Sabiendo los beneficios que este tipo de alimentación puede reportarte, nosotras te animamos a que lo intentes. A que trates de evadirte de las distracciones que te despistan y que te hacen perder consciencia del momento de la comida y que, sin duda, merece que le prestemos toda la atención que se merece.

Estamos conscientes de que esto es algo que no se logra de un día para el otro pero, una vez que te lo propones, con el tiempo, las posibilidades de alcanzar una relación sana con los alimentos, te permitirá disfrutar de la comida, tener buenos hábitos alimentarios y gozar de buena salud.  

Alimentación consciente
Soy diestista-nutricionista por la Universidad de Alicante. Me baso en ayudar a cambiar el estilo de vida de las personas para conseguir mejorar su salud física y mental. Ya que un cambio de habitos hace sentirte mejor contigo mismo y ganar confianza en tu día a día. Siempre trabajo desde la educación nutricional para lograr los objetivos personales sin esfuerzo.