El hígado es uno de los órganos más importantes de nuestro cuerpo, está situado en la parte superior derecha del abdomen, debajo del diafragma y segrega la bilis, que es un líquido de color amarillento que ayuda a la digestión y a las enzimas para descomponer las grasas en ácidos grasos. Una correcta dieta para el hígado graso te ayudará a mantener una vida sana.
Este órgano tiene entre sus funciones más conocidas, la fabricación de proteínas para el plasma sanguíneo, produce el colesterol y proteínas especiales que permiten enviar grasas por todo el cuerpo, equilibra y fabrica la glucosa a medida que el cuerpo la va necesitando, almacena hierro, depura sustancias tóxicas de la sangre y convierte el amoníaco tóxico en urea.
Uno de los problemas hepáticos más comunes actualmente es el hígado graso que afecta especialmente a los países occidentales, aproximadamente al 46% de la población adulta, debido seguramente a la obesidad y sobrepeso, aunque también hay un porcentaje menor (7%) de personas delgadas afectadas por este tipo de enfermedad y que se caracteriza por la acumulación de células grasas en el hígado y esto puede provocar la inflamación de éste órgano.
Esta enfermedad hepática se conoce técnicamente como EHGNA (Enfermedad hepática grasa no alcohólica ya que las lesiones que provoca no son debidas al abuso excesivo del alcohol. Se considera hígado graso cuando hay más del 5% de las células del hígado contienen grasa. También se asocia a las personas que tienen resistencia a la insulina. Si quieres una buena dieta para el hígado graso no dudes en ponerte en contacto con nosotras ya que como nutricionistas online te asesoraremos y guiaremos en tu dieta para adelgazar, ganar peso o perder peso.
Síntomas del hígado graso
- Debilidad y fatiga. Cuando el hígado está sobretrabajado o inflamado, el organismo utiliza la energía de forma distinta y la concentrará para curar el hígado por eso puede provocar falta de fuerza y fatiga general.
- Depósitos amarillos alrededor de los ojos debido a un nivel alto de colesterol ya que el hígado si está enfermo no puede producir suficiente bilis para descomponer el colesterol, por lo que acaba acumulándose este colesterol alrededor de los ojos.
- Cambio en las heces. Debido a que el hígado no produce suficiente bilis, también puede provocar grasa en las heces y que sean de un color más blanquecino causado por la bilirrubina que no se ha reducido y por lo tanto no da el color marrón a las heces.
- Coloración amarillenta en la piel y en los ojos. Cuando el proceso de la creación de la bilis no se produce correctamente, la bilirrubina empieza a extenderse por todo el cuerpo, por lo que da a los tejidos un tono de color amarillento.
Causas del hígado graso
- Síndrome metabólico. Asociación de afecciones como hiperlipedema, hipertensión, colesterol, obesidad o resistencia a la insulina entre otras.
- Genéticas. Algunas investigaciones no concluidas han sugerido que existen ciertos genes que podrían aumentar la probabilidad de desarrollar hígado graso y que pueden hacer que sea más común en ciertos grupos étnicos.
- Alimentarias. Una dieta rica en grasas y azúcares promueve la formación de grasa superando la capacidad del hígado para eliminarlo.
- Consumo de alcohol. El consumo excesivo de bebidas alcohólicas puede provocar una lesión en el hígado afectando a sus funciones lo que podría derivar en una acumulación de grasa excesiva en el hígado.
- Medicamentos. La ingesta de algunos fármacos como los corticosteroides, el tratamiento de VIH estrógenos y ciertos medicamentos que se usan para tratar el cáncer pueden originar hígado graso.
- Ingesta excesiva de carbohidratos refinados. El consumo elevado de cereales refinados como las harinas blancas y azúcares simples como la glucosa, fructosa y galactosa, promueve la acumulación de grasa en el hígado, sobre todo en personas con sobrepeso o resistentes a la insulina.
En raras ocasiones se ha vinculado al embarazo produciéndose una infiltración grasa microvesicular de los hepatocitos lo que provoca que el hígado no pueda funcionar de forma normal produciéndose un fallo hepático con hipoglucemia, alteración de la coagulación y encefalopatía.
3 Tips para una buena dieta para el hígado graso
Lo más importante para mejorar o tratar el hígado graso es hacer un cambio en los hábitos diarios y tratar las posibles enfermedades que han podido hacer que deriven en esta patología, no obstante a continuación podemos ver algunos consejos que pueden ayudar a mejorarla a través de una dieta personalizada.
1. Perder peso.
Hay que tratar de establecer cuál es el peso saludable de cada uno mediante el cálculo del índice de masa corporal (IMC) ya que una disminución en el peso, desembocará en una reducción de la grasa hepática y las alteraciones que ésta puede producir.
2. Priorizar el consumo de carbohidratos complejos controlando las cantidades
Algunas investigaciones reportan que la ingesta excesiva de carbohidratos refinados y azúcares simples pueden provocar hígado graso ya que el exceso de éstos carbohidratos se convierte en grasa. Intentar comer despacio y tratar de controlar la ingesta por ansiedad y si te pasa, controlarla con una correcta alimentación para la ansiedad.
3. Consumir alimentos que favorezcan la pérdida de grasa en el hígado
Además de limitar el consumo de carbohidratos y calorías en exceso, también hay determinados alimentos que pueden ayudar a bajar la grasa en el hígado. Estos alimentos son:
- Grasas monoinsaturadas. Son las conocidas como “grasas saludables” como las que provienen del aceite de oliva virgen extra, los aguacates y las nueces.
- Proteína de suero. Se ha demostrado que la proteína de suero ayuda a reducir los niveles de enzimas hepáticas además de otros beneficios.
- Té verde. Sus antioxidantes ayudan a disminuir la grasa y la inflamación en el hígado, remedio incluido en la nutrición antiinflamatoria.
- Fibra soluble. El consumo de 10 a 14 g de fibra soluble puede ayudar a bajar la grasa en el hígado y a aumentar la sensibilidad a la insulina.
- Frutas cítricas. Especialmente los arándanos, uvas, limón, lima, pomelo y papaya son especialmente beneficiosas para el hígado.
- Verduras crucíferas. Las coles de bruselas, el brócoli, la rúcula o el repollo contienen un alto contenido en fibra además de infinidad de compuestos vegetales que tienen un efecto positivo en el hígado.
- Frutos secos. Tienen una composición que ayuda a reducir el riesgo de padecer hígado graso.
- Pescados grasos. El arenque, la caballa, el atún o el salmón son pescados azules que aportan grasas buenas, son ricos en omega 3 y proteínas con un gran valor biológico.
- Zumo de remolacha. La remolacha es una gran fuente de antioxidantes imprescindibles para reducir el daño oxidativo y la inflamación además de cuidar órganos como el corazón.
La patología del hígado graso no es un problema grave por sí sola, pero sí que puede acarrear graves consecuencias si no se identifica la causa, por lo que es recomendable siempre acudir a un centro médico donde podrán hacer un diagnóstico fiable y buscar el origen que lo provoca y así poder tratarlo de forma más directa para reducir los síntomas y mejorarlos en la medida de lo posible.