Hoy te contamos el caso de éxito de Tamara, que ha tenido una transformación increíble en tan solo 10 meses; perdiendo 8,7 kg y cambiando su perspectiva con la comida y la forma en la que se relaciona con ella, con un acercamiento antiinflamatorio basado en nuestro método.
Tamara llevaba trabajando en cocinas desde los 19 años y había construido toda su vida y carrera en torno a la comida. Como chef profesional, el sabor no era solo importante para ella, lo era todo. Sin embargo, en un chequeo de salud rutinario, descubrió que tanto su peso como su tensión arterial estaban aumentando. Aunque al principio se lo tomó a la ligera, diciéndose que pasaba todo el día de pie y eso contaba como estar activa, acabó reconociendo que ya no se sentía bien.
Su principal preocupación a la hora de intentar perder peso era que eso significaría renunciar al placer de comer.
Había visto a amigos y amigas pasar por todo tipo de dietas extremas—desde sin carbohidratos y bajas en grasa hasta batidos y limpiezas con zumos—y pensaba que cuidar su salud implicaba sacrificar los platos sabrosos y reconfortantes que tanto le gustaban. Tamara no se identificaba con ninguno de esos métodos restrictivos y asumía que tendría que elegir entre su pasión y su bienestar.

Su principal preocupación a la hora de intentar perder peso era que eso significaría renunciar al placer de comer.
Había visto a amigos y amigas pasar por todo tipo de dietas extrema, desde sin carbohidratos y bajas en grasa hasta batidos y limpiezas con zumos, y pensaba que cuidar su salud implicaba sacrificar los platos sabrosos y reconfortantes que tanto le gustaban.
Tamara no se identificaba con ninguno de esos métodos restrictivos y asumía que tendría que elegir entre su pasión y su bienestar.
Cuando contactó con Corporis Sanum, le ayudamos a entender que no tenía por qué renunciar al sabor ni al disfrute para cuidar su salud. Esa idea le hizo replantearse muchas cosas y fue el primer paso hacia un cambio real.
Sabiendo sus preferencias, analizamos su caso y adaptamos nuestro plan para poder adaptarlo a su día a día: revisamos los platos que ya le gustaba cocinar platos como: guisos, pastas y proteínas bien elaboradas. Empezamos a trabajar esos platos para que fueran más ligeros y que mantuvieran todo el sabor.
Esto llevó a Tamara a experimentar con técnicas de cocina más saludables, como asar en lugar de freír, y a utilizar hierbas y especias para dar sabor sin abusar de la sal, la nata o la mantequilla.
También abordamos sus hábitos alimentarios durante la jornada laboral. Tamara solía saltarse comidas durante el turno y comía raciones muy grandes por la noche, una vez cerrada la cocina. Le orientamos para que preparara sus propias comidas con antelación, incluso llevándolas al trabajo, algo que hasta entonces no se había planteado. Él mismo reconoció que planificar sus propias comidas con el mismo cuidado que ponía en los platos de sus clientes marcó una gran diferencia.
Otro reto era el picoteo constante. Al trabajar en cocina, estaba continuamente probando comida, y no se había dado cuenta de la cantidad de pequeños bocados que tomaba a lo largo del día. En lugar de decirle que dejase de probar (algo poco realista en su trabajo), le ayudamos a ser más consciente: reducir la frecuencia y la cantidad, y centrarse en tener comidas completas y satisfactorias en horarios más estructurados.
Conclusión: El cambio de Tamara
A lo largo de seis meses, Tamara perdió 8’7 kilos, pero lo más importante fue la mejora en su energía, su descanso y cómo se sentía físicamente al final de una jornada. Además, comenzó a incluir platos más saludables en el menú del restaurante, inspirado por el equilibrio que había encontrado en su propia vida. La respuesta de los clientes fue muy positiva, y él se sintió orgulloso de ofrecer comida sabrosa que también cuidaba el bienestar.
El caso de éxito de Tamara demuestra que amar la comida y estar sano no tienen por qué estar reñidos. Es un ejemplo perfecto de que, con un poco de creatividad y planificación, se puede mantener viva la pasión por la cocina y, al mismo tiempo, hacer elecciones que apoyen una vida más saludable.