Te presentamos a Mónica, que es la protagonista de uno de los casos de éxito menos convencionales que hemos encontrado. No solo ha conseguido perder un total de 12kg en 5 meses; su historia es un claro ejemplo de superación sobre la altísima saturación de información que vivimos en nuestro día a día.
Esto se debe a que Mónica siempre había sido una persona muy meticulosa. Ya se tratara de crianza, cuidado de la piel o finanzas, lo abordaba todo en la vida investigando minuciosamente y de forma concienzuda. Así que, cuando decidió que era hora de perder peso, hizo lo que mejor sabía hacer: buscar información.
Empezó leyendo blogs de nutrición, descargando aplicaciones para contar calorías, siguiendo a influencers de fitness e incluso comprando varios libros de dietas populares. Pero tras meses investigando, se sentía más agobiada que motivada. Le contaba a sus amigas que se estaba ahogando entre tantos consejos y que ya no sabía qué le servía y qué no.
Reconocía que estaba todo el día dudando de lo que comía. Un día pensaba que tenía que eliminar los carbohidratos, y al siguiente escuchaba un pódcast que decía que la grasa era el verdadero enemigo. A veces lo hacía “todo bien” durante una semana y aun así no veía resultados, lo cual la dejaba desanimada.
Mónica decía que estaba cansada de tantas reglas y de la información contradictoria. A pesar de saber tanto, no perdía peso, y lo peor era que no se sentía bien ni física ni mentalmente.
Mónica confesó que al principio se sintió rara, como si estuviera “rompiendo” con esa versión de sí misma que encontraba seguridad en tenerlo todo bajo control. Siguiendo estos principios, creamos un plan nutricional personalizado que se adaptaba completamente a sus necesidades.
Con el tiempo, se dio cuenta de que no necesitaba una hoja de cálculo para alimentarse bien. Decía que escuchar su cuerpo le daba mejores resultados que cualquier aplicación.
Al cabo de cinco meses, Mónica había perdido 12 kilos. Pero cuando hablaba de su progreso, el número no era lo más importante. Hablaba más de cómo se sentía: más ligera a nivel mental y emocional.
Se sentía con los pies en la tierra, más tranquila y en sintonía consigo misma. “Pensaba que necesitaba un plan”, comentó en uno de nuestros seguimientos, “pero en realidad lo que necesitaba era dejar de esforzarme tanto y empezar a vivir”.
Con el tiempo, Mónica decía que lo mejor que hizo por sí misma fue dejar de buscar el método perfecto. Se dio cuenta de que esa búsqueda constante era precisamente lo que la mantenía bloqueada. Una vez que abrazó la simplicidad, los cambios llegaron solos. Y, quizá lo más importante, por fin creía que podía mantener esos cambios; no porque hubiese encontrado una solución mágica, sino porque había dejado de complicarse la vida más de lo necesario.
¿Estás preparada para el gran cambio? ¡Tu también puedes formar parte de nuestros casos de éxito!