A continuación te contaremos el caso de éxito de Carlos, una historia de superacion en la que, Carlos, se supera a él mismo y en la que rompe el ciclo en el que se sentía atrapado.
Cuando Carlos, de 34 años, conoció Corporis Sanum, estaba atrapado en un ciclo en el que se encuentran muchas personas. Cada lunes empezaba un nuevo plan súper estricto: eliminaba los carbohidratos, iba al gimnasio, apuntaba todo lo que comía… pero para el jueves ya se le había complicado la semana y lo dejaba. Sentía que si no lo hacía perfecto, no valía la pena intentarlo. Esa mentalidad de “todo o nada” le había mantenido estancado durante años.

Cambio de mentalidad y inicio del cambio
Decidimos cambiar totalmente de enfoque. Nada de dietas estrictas ni reglas imposibles, sólo pequeños cambios que pudiera mantener. Al principio, nos centramos en tres cosas: beber más agua, sustituir los refrescos por agua con gas o infusiones, y añadir una verdura a la cena. Eso era todo. Por primera vez en mucho tiempo, logró pasar la semana sin rendirse, y sin pasarlo mal.
Con el tiempo, fuimos sumando más. Carlos empezó a preparar almuerzos sencillos en casa como por ejemplo: wraps, platos con arroz, y verduras también descubrió que los paseos por la tarde le ayudaban a despejarse después del trabajo. Dejó de ver los deslices como fracasos totales. En lugar de “volver a empezar” cada lunes, simplemente seguía adelante. Por primera vez, no sentía que perder peso fuese un castigo.
Un momento clave fue cuando tuvo que viajar por trabajo y consiguió mantener sus nuevos hábitos sin agobiarse. Eligió mejor en los restaurantes, llevó siempre una botella de agua, y no se sintió culpable por compartir un postre con sus compañeros. Ese viaje le hizo ver que podía seguir con su vida normal sin perder el rumbo, que no tenía por qué ser una cosa o la otra.
El final del ciclo: conclusiones
Tras seis meses, Carlos había perdido 12 kilos. Pero más importante aún, había ganado confianza en sí mismo y en su capacidad para mantener el cambio a largo plazo.
“Antes pensaba que tenía que hacerlo todo perfecto.
Ahora sé que la constancia gana siempre a la perfección”, me dijo. Ese cambio de mentalidad fue lo que marcó la diferencia, y es justo lo que busco que cada persona con la que trabajo se lleve.