A continuación te mostramos el caso de éxito de Melina, en el que en tan solo 2 meses, consiguió perder 5 kg a través de pequeños cambios en su día a día.
Melina conoció Corporis Sanum, se encontraba frustrada, escéptica y , sobretodo, impotente. A sus 54 años, sentía que su cuerpo se rendía bromeando con la mayor normalidad mencionaba que cualquier dulce o pequeño placer que se pudiera dar se le notaría en las caderas. Detrás de ese sentido del humor había una persona agotada por su conflicto interno y por el ritmo de vida que lleva, anteponiendo a otros a sus necesidades.
Melina decidió que necesitaba un cambio, volver tomar el control de sí misma.
Aunque obtener resultados rápidos es tentador, en CorporisSanum, confiamos en nuestro método, en el cual incorporamos el cambio gradual en el día a día. No queremos vaciar la despensa de golpe. Lo más importante es conseguir alcanzar la constancia y la consistencia. Melina solía saltarse comidas durante el día y luego comía de más por la noche. Así que trabajamos en establecer una rutina suave: comidas equilibradas que le gustaran y que no le llevaran una eternidad preparar.
Tras poco tiempo, Melina notó los beneficios de comer de forma regular.
El proceso y la relación de Melina con la comida
Melina a menudo recurría a la comida cuando se sentía abrumada o sola. Parte de nuestro trabajo fue ayudarla a reconocer esos momentos y a encontrar otras formas de gestionarlos.Empezó a escribir un diario, a llamar a una amiga cuando sentía ganas de picar, e incluso retomó una caja de acuarelas que llevaba años guardada.
Estos pequeños cambios la ayudaron a reconectar consigo misma de una forma que no tenía que ver con la comida.
El progreso no siempre fue lineal. Hubo vacaciones, fiestas y semanas de mucho estrés que la descolocaron. Pero en lugar de tirar la toalla como solía hacer, Melina aprendió a perdonarse. “Ya no es todo o nada”, me dijo un día. “Puedo tener un mal día y seguir adelante igual.” Ese cambio de mentalidad fue más poderoso que cualquier dieta.
Resultados
Después de unos nueve meses, Melina había perdido 12 kilos. Pero, más allá de eso, su tensión arterial había mejorado y dormía mejor. Empezó a hacer rutas de senderismo con su hermana e incluso se apuntó a un curso de cocina local.
El peso perdido fue un logro, sí, pero la verdadera victoria fue dejar de sentirse atrapada en su propia vida.
Observar la historia de Melina nos muestra un ejemplo de que el cambio no tiene por qué ser drástico para ser significativo.
Con el apoyo adecuado y un poco de paciencia, podemos construir un estilo de vida que encaja con nosotros, y no en nuestra contra.
Es un claro ejemplo de que nunca es tarde para volver a sentirnos bien.
¿Y tu, a qué esperas?