Te presentamos a Marta, más adelante te contamos su caso de Éxito y la transformación que ha sufrido en estos 9 meses en los que ha perdido un total de 19 kilos.
Marta sentía que estaba atrapada en un cuerpo que ya no sentía como suyo. El peso había ido aumentando poco a poco: tras su segundo hijo, durante años de mucho estrés en el trabajo y después de que su madre enfermara.
Había intentado dejar los carbohidratos una vez, luego eliminó el azúcar por completo, pero ambos intentos duraron poco.
El toque de atención llegó cuando se quedó sin aliento subiendo las escaleras de la oficina. Aquella noche, se plantó frente al espejo del baño y dijo en voz alta: “Tengo que ponerme las pilas.” Pero esta vez, se prometió que no intentaría cambiar toda su vida en una semana.
Fué entonces cuando Marta conoció Corporis Sanum, y decidió probar un plan nutricional que que funcionara de una forma un poco más gradual. Tras realizar el primer el contacto con su nutricionista, establecieron un plan de ruta y analizaron la situación de Marta.
A través de un análisis exhaustivo de su caso y una modificación en algunos aspectos de su día a día, pasados sólo 9 meses, Marta acabó adelgazando un total de 19kg.

Identificación del problema y proceso
Trabajando de forma conjunta con su nutricionista, Marta se dió cuenta de dos cosasse saltaba comidas, y luego comía en exceso más tarde por estrés y agotamiento. Así que trabajaron en crear una estructura de comidas sencilla, haciendo modificaciones sencillas a su rutina, como por ejemplo:
* Comer un un desayuno completo.
* Tratar de hacer una comida decente con proteínas y verduras.
* Planificar una serie de cenas flexibles que no implicara cocinar.
La transformación de Marta fue progresiva pero constante. Pero ella se sentía bien: Tener un plan le daba sensación de control.
Poco a poco empezó con otros cambios. En primer lugar hizo algo que le parecía asumible: cambiar los cafés con leche azucarados por café solo y beber más agua.
No esperaba que hiciera gran diferencia, pero en pocos días se sintió un poco menos apática—y ese pequeño avance le dio esperanza.
También empezó a caminar, no a paso rápido ni contando pasos obsesivamente, solo 20 minutos después de cenar la mayoría de las noches.
Al principio era solo para moverse un poco más, pero pronto se convirtió en su momento para desconectar. Con el tiempo, recuperó energía.
Sus antojos también se suavizaron, sobre todo porque comía comidas más equilibradas y menos comida basura por costumbre. Aprendió que el hambre no era algo que hubiese que ignorar o “aguantar”; era algo con lo que había que trabajar.
Los resultados: Altibajos y moralejas
Con el paso de los meses, los cambios fueron sumando. Marta perdió unos 19 kilos en 9 meses, lo cual le parecía un milagro porque nunca se sintió privada de nada. Pero más allá del peso, lo que realmente perduró fue el cambio mental: dejó de pensar en días “buenos” o “malos”.
Si comía algo más indulgente, no se venía abajo, simplemente seguía adelante. Esa mentalidad le ayudó a continuar sin agotarse.
Ahora, más de un año después, la vida de Marta no es “perfectamente saludable”, pero le funciona. Planifica la compra con más intención, sigue disfrutando de comida para llevar y sigue caminando la mayoría de los días, especialmente cuando está estresada.
Sus vaqueros le quedan mejor, sí. Pero, más allá de eso, siente que ha recuperado el control de su propia vida. La historia de Marta nos recuerda que la pérdida de peso no trata solo de comida y ejercicio, se trata de conocerse a una misma, encontrar lo que es sostenible y darse espacio para crecer sin exigir perfección.
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