Si hay una receta que me abraza por dentro en cuanto empieza a refrescar, es esta crema de calabacín y boniato. No hay trampa ni cartón, solo ingredientes sencillos, naturales y llenos de sabor que se transforman en una textura cremosa y reconfortante. Es de esas que te hacen pensar: “¿cómo algo tan fácil puede estar tan bueno?”.
Ideal para cenas ligeras o como primer plato que deja a todo el mundo con una sonrisa. Además, el contraste entre el dulzor del boniato y la suavidad del calabacín es puro equilibrio. Y si la acompañas con unas Un chorrito de aceite virgen extra y unos picatostes… ¡pura fantasía!
Anímate a probarla, porque comer sano no tiene por qué ser aburrido. Esta crema es la prueba deliciosa de ello.